Blanc planteó un once que daba a entender que claramente la Copa de la Liga no es una prioridad para los parisinos. Minutos para hombres poco habituales como Camara, Ménez, Rabiot o Pastore. Además probó con Marquinhos de lateral derecho, una posición a la que no nos tiene acostumbrados el brasileño y en la que tuvo un óptimo rendimiento. Aún así en la primera mitad el PSG tuvo el control absoluto de la posesión, cedida por un Girondins que prefería esperar sin perder el orden, defendiendo con una línea de cinco y otra de cuatro que se iban permutando dependiendo de la situación del balón.

Le costó horrores a los parisinos encontrar hueco alguno en el entramado de Gillot, si bien tampoco sufría ya que el Girondins, muy atrás, no lograba llevar el cuero hasta el área de Sirigu. Alguna vez se descolgó bien por la banda izquierda Rolan, pero cuando llegaba arriba no tenía compañía para enlazar la jugada. Ibrahimovic estuvo muy bien marcado y entró poco en contacto con el balón, que siempre estaba alejado de zonas de peligro.

Llegó en dos ocasiones el conjunto capitalino a los dominios de Carrasso. En la primera le anularon un gol al delantero sueco por fuera de juego. La segunda, ya al borde del descanso, supuso el 0-1 obra de Pastore tras una gran acción de Lucas. El dato de posesión cuando los equipos se marchaban al vestuario decía que los de Blanc habían tenido la pelota en su poder cerca del 80% del tiempo.

Foto vía ligue1.com

Necesitaban los de Gillot un cambio de mentalidad si querían hacerle daño al PSG, pero nada más reanudarse el juego se encontraron con un regalo inesperado de Rabiot. Una pérdida del joven centrocampista en la zona de creación provocó un mano a mano de Biyogo-Poko con Sirigu que se convirtió en el empate. Con el marcador igualado el encuentro se abrió algo, siendo los locales más valientes que en la primera mitad y dando un paso adelante. Le costó al PSG reaccionar ante el nuevo escenario que se presentaba, perdiendo por momentos el control del choque.

Ambos porteros tuvieron intervenciones de mérito que llevaron a unos últimos minutos tensos en los que podía pasar cualquier cosa. Finalmente la lógica pareció imponerse, y a cinco minutos del final con el partido roto, Pastore robó el balón en el centro del campo, condujo y dio una gran asistencia a Rabiot para que dejase helado el Chaban-Delmas. Con el Girondins volcado Matuidi, que había entrado en la segunda parte, sentenció el pase del PSG a las semifinales.