El pinchazo del Lille en Córcega del pasado viernes incitaba a que en caso de ganar hoy el Saint Étienne al Montpellier, la lucha por entrar en la Champions no era imposible y provocaría un incremento de presión para los hombres de Rene Girard. Así sucedió, pues el Saint Étienne se llevó un partido con un ritmo muy bajo y en el que el Montpellier apenas inquietó la portería de Ruffier. Con esta victoria, los hombres de  Galtier aseguran la previa de la Europa League para la próxima temporada.

Gran presión inicial del Montpellier

Pese a la victoria, el resultado quizás es un poco engañoso, viendo lo que ocurrió en los primeros minutos de juego. Rolland Courbis, sabedor del potencial del equipo verde en ataque, le quiso dar la posesión del balón al rival, sobre todo a los centrales, que son dos jugadores sin gran capacidad técnica. Perrin buscaba tocar con el centro del campo, pero ni Clément, ni Lemoine, ni Corgnet se entendían a la hora de iniciar movimientos. Fue entonces cuando Bayal Sall, comenzó a buscar balones aéreos en busca de la espalda rival, que en parte, le dio sus frutos. El año pasado, estos balones eran sinónimo de ocasión con Aubameyang, pero esta temporada, sólo dan sensación de peligro cuando las diagonales buscan a Hamouma, que comenzó el partido de extremo derecho, continuó de extremo izquierdo y fue de media punta cuando generó más peligro. De ahí llegaron las ocasiones más claras del Saint Étienne, siempre por desplazamientos largos ante una defensa del Montpellier, sin ayudas rápidas de los medio centros. Stambouli estuvo sin ayudas de Martin y Marveaux, que presionaban muy arriba, por lo que era obvio que si superabas esta línea de presión, ibas a encontrar peligro.

Sin apenas ocasiones por el bando visitante, el Montpellier se dedicó más a defender que a atacar, algo que perjudicó a Cabella, que hoy se jugaba muchas de las remotas opciones que tiene de ir al Mundial. Courbis se equivocó al colocar a Cabella en la banda izquierda. Él donde más daño hace es por dentro y hoy estuvo mucho más pendiente de las subidas de un lateral muy defensivo partiendo de un puesto donde no está habituado a partir -Brison- que de intentar encontrar espacios a la contra, donde es más decisivo. No sólo Cabella estuvo desaparecido en la primera parte, también lo estuvieron Camará, que siempre se vio superado por un gran Trémoulinas, y Niang, que estuvo en su habitual plan solitario, sin ayudar defensivamente, Cuando recibía Niang, siempre lo hacía sin referencia de cara, por lo que buscó siempre la guerra por su lado, y se empotró contra un Bayal Sall imperial -le ha ganado a Zouma la titularidad- y un Perrin que pese a sus limitaciones, tácticamente es de los mejores centrales de la Ligue 1. Con cero cero y con la sensación de que se podía haber visto algo más, se llegó al descanso.

Hamouma decidió por dentro

Galtier, gran sabedor de qué iba el partido y uno de los mejores entrenadores de la  Ligue 1, realizó un cambio clavicordio en la segunda mitad: Incrustó a Corgnet en la banda derecha y le otorgó a Hamouma total libertad por dentro. Ante las dificultades de salir de la presión del Montpellier, Hamouma comenzó a permutar con los medios y ayudó en salida de balón a los verdes. En una salida de balón precisamente, Bayal Sall encontró a Hamouma por dentro y con espacios, donde siempre saca a relucir su potente y eficaz disparo. Hamouma la rompió y su disparo fue imposible de atajar por Jourdren, que se quejó de las pocas ayudas de los medios a la defensa. Stambouli fue muy arriba a presionar y tanto Marveaux como Martin no sabían a quién ir, debido al gran engranaje táctico de Galtier en posiciones ofensivas.

El 1-0 derrumbó al Montpellier. Sólo Jonas Martin, un medio centro que hace dos temporadas jugaba en National, le puso ganas en ataque, ya que  Cabella seguía aislado en la banda izquierda y Camará se preocupaba más por defender que de atacar. En medio de las dudas, Hamouma, otra vez entrando por dentro, forzó una falta muy cerca del área. Gradel disparó, y la pelota tocó en la barrera. La importancia de las segundas jugadas en el fútbol se vio reflejada en esta jugada. Erding, antes de que la pelota tocara en un defensa del Montpellier, le ganó los metros suficientes a El Kaoutari para rematar a placer el 2-0. El partido había muerto en dos jugadas puntuales y Courbis tuvo que reaccionar para enmendar un partido en el que nunca dio la sensación de querer ir a por él. Metió a Ait-Fana para atacar a Clément y Lemoine por dentro y también le dio entrada a Sanson, con el objetivo de tener más presencia en ataque que con el derroche físico de Marveaux y Stambouli, ambos muy lejos del espectacular rendimiento que ha dado Estrada en las dos últimas temporadas, y al que todavía añoran en Montpellier.

El Saint Étienne bajó el alto ritmo con el que había comenzado la segunda mitad y replegó. Es un equipo que está diseñado para jugar con diferentes variantes tácticas en función del contexto del partido. Mucha culpa de ello la tiene Galtier, que sin Aubameyang, ha superado con creces la temporada pasada del club en la Ligue 1. El caso es que el Montpellier, con o sin los cambios, siguió sin generar peligro. Cabella acabó desquiciado y ante la falta de balones, comenzó a recibir mucho más atrás de donde genera peligro, y ahí no es el Cabella que todos queremos ver, pues no tiene capacidad para elaborar como un medio centro. El partido murió y apenas vimos ocasiones. El Saint Étienne jugará la Europa League en la próxima temporada, mientras que el Montpellier, campeón de la Ligue 1 hace dos campañas, deberá esperar para salvarse de manera matemática. Cosas del fútbol.