Khazri para tapar una gestión nefasta

El Girondins de Burdeos de 2008 marcó una época en los aficionados al fútbol francés. Fue el primer equipo que pudo pelear de tú a tú una Ligue 1 al todopoderoso Lyon, que parecía intratable tras haber conseguido siete ligas consecutivas. Laurent Blanc, un conocedor del fútbol a todos sus niveles, hizo un trabajo táctico y técnico descomunal y terminó coronándose en el mee de Mayo como campeón de la Ligue 1. Fue un título similar al que los de la Costa Azul consiguieron en 1997, con Micoud y Wiltord en su delantera, y con un inexperimentado Élie Baúp que aún sigue sacando pecho por aquel título que sorprendió a casi todos. Lo de Blanc también sorprendió, pero sobre todo por el joven Gourcuff, que con tan sólo 20 años, se convirtió en un líder de uno de los equipos más históricos de Francia. Pero como todo equipo pequeño que da sorpresas, el fútbol cambió para Burdeos años después.

Gourcuff como era de esperar, salió por 18 millones al Lyon y el club apenas hizo esfuerzos en traer a un recambio para él. Se conformó con lo que tenía, que tampoco es que fuera mucho. Los intentos del siguiente técnico a Blanc, Francis Gillot, de jugar sin un media punta claro con una especie de innovador 3-5-2 dieron al Girondins clasificaciones para la Europa League durante varias temporadas consecutivas. Gillot daba sus frutos como lo hiciera en el Sochaux años antes, con el que lo había metido en la Europa League en un equipo que también actuaba sin un media punta puro. El único fichaje que se asemejó a Gourcuff fue el de Obraniak, suplente en el Lille pero que rindió a las mil maravillas actuando siempre en una posición cercana a la banda. Esas permutas con Maurice-Belay de derecha a izquierda potenciando las llegadas por fuera de Mariano-Trémoulinas (Antes de ser vendido, después Poundje) para los centros hacia Diabaté fueron el gran movimiento de Gillot en el Girondins. Un Girondins de más a menos que vería una de las gestiones más nefastas de los últimos años en el pasado mercado de invierno.

A falta de pocos días para finalizar el mercado de verano, y con un Girondins en casi posiciones de descenso a Ligue 2, se efectuó la venta de Plasil a Catania. Plasil era el jugador más técnico con Obraniak de aquel equipo y su pausa, serenidad en transición y calidad, era fundamental para esconder la lentitud y la limitación de calidad del equipo en el cómputo general. La mala gestión del Girondins, alegando días después que no tenía dinero suficiente para comprar a un jugador del nivel del checo, lo condenó a raudales. En el centro del campo, ni Poko, ni N’Guemo, ni Traoré son jugadores con los que puedas asegurar la pelota, y eso reducía mucho las opciones de entrar por fuera y sorprender al equipo. Ni retrasar la posición a Obraniak funcionó y Gillot, tuvo que cambiar su novedoso 3-5-2- para volver a un clásico 4-2-3-1, con Obraniak por dentro y Faubert casi de carrilero derecho, ya que Poundjé era mucho más defensivo que el ex del Real Madrid. Faubert fue también un recurso para erradicar esta lentitud en transición y Jussiê, que volvió de Catar, se confirmó como un jugador mortal al espacio. Gillot pasaba de jugar con el balón a replegar mucho más, con dos medios muy físicos y con un ataque que en parte sí era veloz, y que intercambiaba constantemente posiciones. Obraniak, Jussiê y Belay son tres que no tienen posición fija y que con espacios son letales. El experimento funcionó, pero el club Bordelais volvería a sufrir una baja muy importante a finales del mercado de invierno.

El Werder Bremen, en su búsqueda de un media punta, encontró a Obraniak un jugador ideal. El polaco había llegado como un futbolista poco cotizado en 2011 y años después se marchaba como el baluarte del Girondins en ataque de los últimos años. Se volvía a repetir lo que había ocurrido con Plasil meses atrás. El Girondins no fichaba a nadie para sustituir a Obraniak y viviría un final de temporada sin sus dos mejores jugadores técnicos. Gillot se las apañó como pudo. Sertic pasó a tener una posición más centrada y Ben-Khalfallah comenzó a tener un poco más de protagonismo en el once inicial. Se notó mucho la baja de Obraniak, pues éste equipo se quedó sin entrar en Europa League, y Gillot días después del final de temporada dimitiría como entrenador tras su llegada en 2011. Una baja sensible que se sustituiría con Willy Sagnol, un mito de la selección francesa y un entrenador joven, que apuesta por el toque y que en las inferiores de Francia ha tenido mucho éxito. Lo primero que pidió el ex lateral del Bayern de Múnich fue el fichaje de un jugador técnico para apuntalar su línea de tres cuartos. Y el elegido fue Wahbi Khazri, estrella del Bastia y que tenía también el interés de numerosos equipos de Europa, entre los que se encontraba también el Olympique de Lyon.

Khazri es un jugador joven, con la clásica pausa que tiene un tunecino y con el desborde y velocidad de un africano puro. Nació en el desierto y su capacidad física es su mayor gen, el que más le caracteriza, además de ser un jugador insaciable en el aspecto defensivo. Si atendemos a como ha jugado Sagnol en las inferiores de Francia, no podemos descartar a Kharzi colocado como volante en un trivote con Poko y N’Guemo. En el Bastia es cierto que ha actuado mucho más en la banda, pero sólo esta posición se ha visto en el papel. Con Boudebouz y con Krasic ha sido el futbolista que más bajaba a recibir al centro del campo, que más escondía el balón con su gran tren inferior y el encargado de dar ese último pase a futbolistas profundos, como Jussiê y Maurice Belay, o el propio Saïvet. Partiendo de la base de que es un jugador capacitado para llevar las riendas de un equipo con balón, es la opción más factible que le veamos cerca de la creación. Si no, en una especie de 4-2-3-1 en transición ofensiva, Kharzi sería el futbolista que más se mueve por todo el ancla de ataque, y que genera espacios para las llegadas en segunda línea, de dos medio centros tan físicos como N’Guemo y Poko. Su fichaje puede darle al Girondins una velocidad y una pausa que no ha tenido desde la marcha de Plasil y Obraniak, y que se preludia fundamental para que éste equipo pueda aspirar a entrar en competición europea la próxima temporada.

Khazri es el primer fichaje del renovado proyecto que va a amoldar Willy Sagnol en Burdeos. Veremos cómo se acopla el africano y no acusa la presión de salir de un club con aspiraciones de descenso a otro con aspiraciones europeas. Será muy bonito observarlo.