La opinión de Aitor Ayerza: Tierra Trappame

Exhibición de juego con y sin balón pero sin la famosa suerte hicieron que el PSG deleitara al respetable en el Santiago Bernabéu. Blanc sacó el mismo once que en la ida con la salvedad de la entrada de David Luiz por Marquinhos que está lesionado pero la actitud fue totalmente contraria hasta el punto de que a un escéptico del entrenador galo llegó a reconocer que estaba orgulloso de él.

Esta noche por fin vimos al PSG que se lleva esperando en Europa desde hace unos años, no jugó a expensas del rival, mordió, presionó, avasalló, humilló… a un Real Madrid que no se veía superado en todo momento. ¿El porqué? Blanc por primera vez en su carrera como entrenador se desató, se quitó la corbata y jugó al ataque dando un baño táctico a Rafa Benítez. Le salió bien porque si bien el resultado era importante, la imagen que transmitió el conjunto rouge et bleu fue que esta vez sí que quería ganar, que son un equipo grande y que aspira a todo salvo Trapp, que otra vez fue el culpable de los males del equipo.

El guardameta alemán estuvo superado por el escenario hasta tal punto que se veía fuera de lugar, desconcertado y sin atisbo de reacción y eso lo aprovechó el Real Madrid, concretamente Nacho, para anotar el único gol del encuentro. Esta mala actuación del guardameta teutón vuelve a abrir el debate sobre la portería parisina, Sirigu, Trapp, Douchez, Areola… La realidad es que a día de hoy ninguno de los los tres porteros del primer equipo inspira confianza al aficionado. Con su señorío que es innegable, que tiene porte y control del balón, enmascara muchas de sus carencias pero no ha ido a un club donde es fácil enmascarar los errores como ya atestiguó Sirigu la pasada campaña. La afición parisina y la prensa es muy dura y critica con los errores y no se corta ni un pelo a la hora de expresar lo que siente.

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Di María, Ibrahimovic y Motta lamentándose de una ocasión desaprovechada

La mala actuación de Trapp, eso sí, ha quedado enmascarada por el nivel sublime ofrecido por los dos laterales que con sus internadas y colocación dieron mucha amplitud al juego del equipo y creó muchos espacios para los interiores. Rabiot demostró que cuando quiere es igual de bueno que cualquiera, y Matuidi hizo mucho daño rompiendo desde atrás. Ángel Di María que demostró ser ese jugador que se esperaba, le quitó los galones de líder, a Zlatan, y se hecho el equipo a las espaldas demostrando que él es el Capo di tutti Capi del actual PSG y que ese puesto no le queda grande haciendo diabluras durante todo el partido e incluso llegando a quitarle una falta a Ibrahimovic, que no es poca cosa. Paris vuelve a soñar con ganar todo en Francia y repetir las semifinales cosechadas en la 94/95 en un año que se esperaba de transición. Blanc tendrá que ratificar este hambre y valentía en posteriores encuentros en Champions League para dejar claro que esto no es flor de un día.