Richard Soumah verá la final de la Coupe de France del domingo entre  Rennnes y Guingamp por la televisión, si es que decide verla, pues es un jugador no querido en una Bretaña en la que ha pasado allí 13 de los 14 años que lleva jugando al fútbol. El jugador guineano, es odiado por tres equipos con un auge importante en la región situada al norte de Francia. Si hablamos de la historia del Guingamp en los últimos años, es inevitable citar a Soumah. Es un jugador que no supo controlar sus emociones, y siempre fue a la opción que más le convenía a él, sin pensar en las consecuencias. Pero para ser objetivos, hay que reconocer que mucha parte de la culpa de la Coupe de France del 2009 que el Guingamp precisamente ganó al Rennes, es suya.

Richard Soumah era de la escuela de Gourcuff; de esos jugadores que atesoran una calidad innata, que sobresalen por encima de cualquier otro en las categorías inferiores, pero que tienen un problema colectivo. No saben defender y cuando lo hacen, se niegan a correr los 90 minutos. Soumah, es de la misma quinta que Gourcuff, y ambos coincidieron dos temporadas en Bretaña. Se dice que Soumah era mejor que Gourcuff, cosa que dudamos porque el guineano siempre fue un jugador técnico, pero muy egocéntrico, mientras que Gourcuff es la flor, es el fútbol de seda, es el trato con mimo de la esfera. El caso es que en Bretaña, nuestro querido Richard enamoró, pero  no tenía oportunidades, debido a sus continuas actitudes malsanas en el seno del club. De repente, apareció el Guingamp, ciudad y equipo a 100 kilómetros de Rennes y con una rivalidad histórica feroz con el Guingamp, para llevárselo. En medio de una crisis económica, el Guingamp inició una revolución ploretaria para fichar a jugadores jóvenes, a buen precio. Richard sólo tenía por aquel entonces, 19 años. Es probable que sólo le interesara triunfar en el fútbol, pero no se dio cuenta de que esa decisión podía cambiar su vida por completo. Pasar del Rennes al Guingamp es equiparable a pasar del Real Madrid al Barcelona ,o viceversa. Es difícil encontrar una rivalidad de tal calibre actualmente en el fútbol francés, y Soumah no pensó en las consecuencias.

Pese a su ‘chaquetería imberbe’ (Técnico con el que se le denomina en Francia a un jugador que pasa de un rival a otro, y que es joven) a Richard no le fue nada mal su paso por el Guingamp. En poco tiempo, se había convertido en uno de los pilares del equipo. Las comparaciones con Malouda no tardaron en llegar. Malouda también tiene familia guineana -él no es de Guinea- y jugó de extremo en el Guingamp. Soumah volvió a mostrar su ego elocuente en unas declaraciones en las que se le preguntaron por su parecido con el ex jugador del Lyon y Chelsea, entre otros ‘Nadie me puede comparar con el Malouda del Guingamp. Soy más decisivo, marco más goles y otorgo más asistencias’.  Unas declaraciones que le fueron quitando protagonismo en los meses posteriores, por su escasa capacidad de ayuda en tareas defensivas. El Guingamp, además, se vio obligado a vender a varios de sus mejores jugadores, y declaró a Soumah transferible en la temporada 2008-2009. Soumah estableció que debía irse, y comenzó a entrenar en solitario, esperando alguna oferta que nunca llegaría. De indiscutible a transferible por su ego en pocos meses.

La esperanza es lo único que se pierde, y eso pensó el bueno de Richard. Poco a poco, sus actuaciones con el Guingamp -con el que tenía poco protagonismo a principios de temporada- mejoraron considerablemente con la de los últimos meses. Ahora, a la vez que maravillaba con su exquisita calidad, se sacrificaba en defensa, corría y moría por todos los balones y además, era más determinante en los metros finales. El Guingamp, estando en Ligue 2, asombró al mundo entero con una Coupe de France para enmarcar en dicha temporada. Soumah anotó un gol decisivo en el 2-0 del Guingamp al Brest en 1/16 del torneo -el eterno rival del Guingamp tras el Rennes y ahora explicaremos por qué- y poco después, dio dos asistencias del gol en cuartos de final ante un Sedan que estaba siendo muy superior al equipo de Gourvennec, que había cogido el equipo una temporada antes, encontrándose en una situación económica delicada.

Guingamp se veía en semifinales, y su rival sería un Toulouse que estaba realizando la mejor temporada del siglo para el club. Un equipo con gentes como Elmander, Gignac o Emana en los mejores momentos de su carrera, era muy temido y respetado en Bretaña. En el partido, Soumah, volviendo a las andadas, fue expulsado, y no podría disputar una final que de haberla jugado, se podría haber armado un buen escándalo tras su salida en 2005 de Rennes a Guingamp. Sin Soumah, el sueño del Guingamp no habría sido posible, pero esta expulsión, propia de un rebelde, le pudo llevar al ocaso al equipo bretón, que de manera sorprendente, realizó un partido para la historia, tuteando al Toulouse, que empató en el 75′ por medio de Gignac un gol de Eduardo. El Toulouse tuvo un palo a pocos minutos del final del partido, mientras Soumah se comía las uñas en la grada, y con un llanto de niño pequeño recién salido de una derrota cuando es alevín. Sene marcó en el minuto 90′, dándole una final que ni el aficionado más optimista del Guingamp se podía imaginar.

Soumah pudo disputar al final la final entre Rennes y Guingamp, tras la federación aceptar la apelación de los bretones por su roja vista ante el Toulouse. Con él, el Guingamp remontaría un gol de Bocanegra, otra vez gracias al brasileño Eduardo, nombrado MVP de la final y del torneo por la federación. Un Guingamp que tras finalizar la temporada, sería su última en Ligue 2, pues un año después, descendería a National. Soumah fue una sombra de lo que había sido a la temporada anterior, y tras el descenso se quiso ir. Esta vez, encontró un equipo de Bretaña que quería hacerse con sus servicios, y ese equipo era rival del Guingamp. Hablamos del Stade  Brestois, equipo que mantiene una viva rivalidad con les rouges por Noël Le Graet. Le Graet había dicho que era hincha del Guingamp allá por 1990. En 1995, el Brest estaba muy cerca de desaparecer, y apareció Le Graet, siendo presidente de la federación francesa, para pagar dicha deuda y dejar al Brest en una posición privilegiada y al Guingamp, muy tocado en el sentido anímico. Soumah precisamente, había realizado un partidazo en aquel Guingamp 2-0 Brest de dieciseisavos de la pasada copa. Era abandonar Guingamp, en tercera división, y en serios problemas económicos, para irte a Brest, al eterno rival, que acababa de ascender a la Ligue 1. No digan cómo ni porqué pero en tres temporadas en el Brest, Soumah se pudrió, literalmente. Tuvo que soportar amenazas desde el exterior de hinchas del Guingamp y en cuanto al fútbol se refiere, sólo contamos 25 encuentros en tres años, y ningún gol. Números muy pobres que obligaron a Richard, a buscar un equipo. El Brest había descendido a Ligue 2 en 2013 y el Guingamp por su parte, celebraba el retorno a la Ligue 1 diez años después. Soumah pidió volver a Guingamp, llamó a Gourvennec pero éste ni le contestó. Quizá el rito de la penitencia le podría haber salvado, pero ni por esas, Soumah tenía sitio en Francia.

Atormentado por su futuro, Soumah exigió a su representante que le buscara una salida. El Brest quería deshacerse de él cuanto antes, y entonces, lo cedió una temporada en Angers, para que terminara contrato. Pensad cinco minutos antes de leer lo que viene. Pensad, y pensad que tienen en común Angers y Brest. Angers no está en Bretaña, pero algunos aficionados la consideran parte de la región, debido a sus contribuciones en el pasado al ‘país’.  Hay mucha cercanía entre Angers y Brest, y Brest es una ciudad pija, o así es como la llaman en Bretaña. Angers por su parte, ha tenido numerosos obreros y campesinos a lo largo de su historia que han trabajado en precarias situaciones económicas, en las que los ciudadanos de Brest nunca han contribuido para erradicarlas. En el fútbol, esta rivalidad de siglos pasados ha proseguido en los últimos siglos, y se ha instaurado en el deporte rey. Soumah abandonó el Brest para irse a su último equipo de Francia, el Angers, donde cedido en Ligue 2, firmó una temporada en el ostracismo. Disputó diez partidos menos que en los 3 años anteriores en Brest, y no anotó tampoco, ningún gol. Es más, su último gol como profesional es el que le marcó en Enero de 2009 al Brest precisamente con el Guingamp. Cuando llegó a Brest, nadie quiso hacerle caso y tuvo que abandonar el equipo bretón. El Mons belga lo fichó, donde le están colocando en una posición que no es suya -lateral- y sin protagonismo, tampoco. Un jugador que quizás estará enrabietado al no poder disputar la final del sábado entre Guingamp y Rennes, dos equipos en los que estuvo, en los que pudo triunfar, pero el ego y las emociones de ser el mejor, le privaron de poder ser un futbolista importante en el país galo.