Siempre la vuelta a casa ha de vivirse con emoción,más si cabe, cuando has sido un icono mediático en tu propio estadio. Sin embargo, unos que se hacen llamar aficionados, que ni olvidan ni perdonan tu marcha a Rusia por dinero, cómo van a poder verte con la camiseta de un rival directo. En esos momentos aflora el odio. Un odio que es capaz de llegar a límites insospechados y por qué no a generar incluso violencia. Mathieu Valbuena no volvió a casa, Valbuena fue a territorio enemigo. Así lo decían sus palabras: «Hay mucha emoción, silbidos, odio, también. Puede ser que todos ellos me llegaron al alma, pero yo me quedo con mi partido. He pasado ocho años en el OM, el club que me ha marcado, y he vuelto aquí con un dolor en mi corazón. Por supuesto, estoy decepcionado por este recibimiento. No merecía los silbidos. Es doloroso borrar ocho años porque yo he fichado por el Lyon hace un mes. Es una tontería. Soy profesional, estoy blindado, esto no me molesta durante el partido, pero después, pensándolo mejor, me da mucha pena. No habría pensado vivir un día así. Creo haber marcado la historia del club, y eso esperara que se respectase», dice Valbuena.

Valbuena tuvo que soportar pancartas en su contra, silbidos, camisetas con su nombre quemadas y un muñeco suyo colgado de una red….

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