Se ubicaba justo en el círculo central para vigilar, ordenar y dirigir a su equipo. Llevaba la cinta de capitán tatuada en la piel y su liderazgo no estuvo jamás en duda. Levantó dos veces la Copa de Europa, una vez la Eurocopa y en otra ocasión besó y elevó por los cielos de París la soñada Copa del Mundo. Didier  Deschamps; mediocentro histórico francés se mire por donde se mire.

Didier nació en la pequeña localidad de Bayona, al sur de Francia, la cual prácticamente colinda con la zona vasca de España. El impacto de Deschamps en esta localidad que no rebasa los 40,000 habitantes queda de manifiesto al observar que el estadio del Aviron Bayona, equipo local perteneciente a la Tercera División Francesa, actualmente lleva su nombre. Didier comenzó a jugar de forma amateur en el equipo ya mencionado y fue prontamente observado por ojeadores del Nantes de Ligue 1, quienes se llevaron al chico de tan solo 15 años en 1983. Dos años después, Deschamps ya debutaba en la máxima categoria .

Jugó cuatro años con los canarios hasta ser fichado por el Olympique de Marsella. En Velódrome, siendo dirigido por Gérard Gili, Deschamps no obtuvo la regularidad deseada. El equipo blanquiazul finalizó en primer lugar la Ligue 1 levantando así Didier su primer título como profesional, aunque días después se consumó su salida del equipo con rumbo al Girondins de Burdeos. Con el equipo bordelés, Didi alcanzó gran nivel y colaboró para que el conjunto terminara el torneo en el décimo puesto; sin embargo, por problemas administrativos fueron relegados a la Segunda División y obligados a deshacerse de sus grandes figuras. Esto último hizo que Didier Deschamps fuera puesto en venta y comprado por su anterior equipo: el Marsella.

Tomándose el regreso como una revancha, el galo arribó al equipo ahora comandado por Raymond Goethals. Las diferencias del presidente Bernard Tapiè con el estratega eran recurrentes, causando esto que el belga fuera cesado de su cargo sin haber empezado la temporada y siendo suplido por Tomislav Ivic. No obstante, tres meses después Goethals regresó al cargo para finalizar la temporada donde, con todo y los cambios de timón, quedaron campeones. Al término de ésta, fue relevado por Jean Fernández en otra decisión de la que Tapiè se arrepentiría al grado de traer de nuevo a Goethals cuatro meses después.

A pesar de la inestabilidad en el banquillo, el Marsella había encontrado en Deschamps a su líder del mediocampo que ordenaba y hacía jugar a sus compañeros al ritmo que él decidía. Aquel Olympique con Fabien Barthez en el arco y jugadores como Marcel Desailly, Abédi Pelé, Rudi Voller, Alen Boksic y el mismo Didier Deschamps logró colarse en la final de una Copa de Europa que todos creían protagonizarían Milan y Barcelona; aunque las apuestas no estaban tan mal, pues el equipo rossonero sí llegó.

Aquel Diavolo presidido por Silvio Berlusconi y adiestrado por Fabio Capello era amplio favorito aquel 26 de mayo para alzar la Orejona en el Olímpico de Múnich… pero la incapacidad del equipo italiano para terminar las jugadas, aunada al solitario gol de Basile Boli, hizo que la balanza se inclinara a favor de los franceses. Así, Didier Deschamps era el encargado de levantar la Copa soñada por todos los clubes europeos.

Un año después de la sonada conquista, Didier decidió emigrar del fútbol galo al Calcio. La Juventus de Marcello Lippi le abrió las puertas del fútbol italiano para compartir vestidor con figuras como Ángelo Peruzzi, Ciro Ferrara, Antonio Conte, Gianluca Vialli o el novel Alessandro del Piero. Con la Vecchia Signora, Deschamps se ‘cansó’ de ganar títulos: en su torneo de presentación obtuvo el Scudetto y la Coppa Italiana para más tarde justificar ambos adjudicándose la Supercopa de Italia. La pareja que formó con el portugués Paulo Sousa en la contención bianconnera parecía conocerse desde siglos atrás.

Cuando en la temporada 1996/97 el Milan se despegó de la Juventus para quedar campeón de la Serie A de manera relativamente cómoda, los dirigidos por Marcello Lippi decidieron poner toda su atención en la Copa de Europa que amenazaba con conquistar el Ajax holandés por segundo año consecutivo. Holandeses e italianos se enfrentaron en el césped del Olímpico de Roma para decidir al campeón continental. Los goles de Fabrizio Ravanelli y Jari Litmanen obligaron al partido a irse a penales, donde los turineses vencieron por marcador de 4-2. Didier Deschamps levantaba la Orejona por segunda vez en su carrera tras cuajar un extraordinario torneo alzando la mano como uno de los mejores jugadores del planeta. El dominio zebra se extendió aún más cuando vencieron a River Plate y al París Saint-Germain en la Copa Intercontinental y la Supercopa de Europa, respectivamente. El año siguiente, Deschamps volvió a ganar con la Juventus la Serie A.

Tras acumular ya doce trofeos de clubes bajo el brazo, Didier tenía claro que lograr algo con su Selección era lo único que lo separaba de la gloria eterna en el fútbol. Los galos no sabían lo que era alzar una Copa Mundial, y teniendo la competición en casa la oportunidad de saborearlo lucía más cerca que nunca. Aquella Selección bleu capitaneada por Didier Deschamps tenía en Laurent Blanc, Marcel Desailly, Zinedine Zidane, Emmanuel Petit y Thierry Henry a sus principales mosqueteros, y en Aimé Jacquet a su guía. Les bleus derrotaron fácilmente a Sudáfrica, Arabia Saudita y Dinamarca en fase de grupos, para después sudar la gota gorda contra Paraguay en octavos de final. Sin embargo, con gol de Laurent Blanc en tiempo extra, lograron mandar a casa a los guaraníes. Italia esperaba en cuartos de final siendo éste otro partido de alta tensión. El encuentro debió decidirse en penales, donde los fallos de Demetrio Albertini y Luigi di Biagio cobraron factura para la azzurra.

La sorprendente Croacia de Davor Suker era el próximo rival de la Francia comandada por Deschamps y Zidane. A pesar de que los balcánicos se fueron adelante con anotación de su goleador estrella, un doblete del lateral Lilian Thuram instaló a los galos en la Final contra Brasil.

El escenario era el enorme y recién construido Stade de France, en Saint-Denis. Francia saltó a la cancha aquel 12 de julio dispuesta a cambiar la historia, y así fue. Un doblete de Zinedine Zidane y otra anotación más del rubio Emmanuel Petit acabaron con la esperanza carioca. Cuando el árbitro pitó, Didier Deschamps se convirtió en el primer futbolista francés en tocar la Copa Mundial de la FIFA. Aquella Francia había hecho historia, mostrándole a sus connacionales que sí era posible instalarse en la cumbre del balompié internacional.

Un año después del Mundial, Deschamps decidió dejar de vestir la playera bianconnera y partir rumbo al fútbol inglés. Fue el Chelsea el equipo que le abrió las puertas y le permitió sumar un título más a su colección tras conquistar la FA Cup. Didi planeaba terminar con broche de oro su carrera en el combinado galo, por lo que se puso como meta la conquista de la Euro 2000, donde partían como favoritos tras la conquista de la Copa Mundial.

A pesar de sembrar dudas en la fase de grupos al caer con los Países Bajos, Francia calificó a cuartos de final como segundo lugar de grupo. Una vez ahí, vencieron por dos goles a uno a España y se instalaron en semifinales contra Portugal. Ante los lusitanos, el empate a uno provocado por los goles de Thierry Henry y Nuno Gomes obligaron el alargue en el que apareció la mítica figura de Zinedine Zidane para inclinar la balanza.

Con el Estadio De Kuip como escenario, Francia tenía la oportunidad de volver a saborear la gloria enfrentando a Italia. Los azzurra parecían haber aprendido de la eliminación ocurrida dos años antes en el Mundial a manos de los franceses e hicieron un partido prácticamente perfecto. El solitario gol de Marco Delvecchio estaba por darles su segunda Eurocopa, pero un disparo cruzado de Sylvain Wiltord logró vencer a Francesco Toldo en el último minuto haciendo necesarios los tiempos extras. Con los italianos casi fundidos, una diagonal enviada de manera rasa por Robert Pirés fue conectada furibundamente por David Trezeguét en lo que era el gol del título. Deschamps recibió la Euro y se encargó de alzarla por todo lo alto, en lo que era ya una postal recurrente.

El multicampeón francés dejó al Chelsea para enrolarse con el Valencia, donde jugó un año y estuvo cerca de ganar otra Champions League más, pero su equipo perdió la final en penales ante el Bayern Múnich. Aquel año se retiró Didier Deschamps como futbolista y empezó Didier Deschamps como entrenador.