Que el PSG es el equipo con mayor potencial económico de Francia, lo sabemos, que es un gran equipo, pues también lo sabemos, pero lo que no sabíamos, es que tiene desde hoy en sus filas, al portero suplente que más cobra del mundo. Y ese no es otro que Nicolás Douchez.

Nicolás Douchez precisamente fue uno de los primeros jugadores en llegar al multimillonario proyecto de Al-Khelaïfi. Llegó procedente del Rennes siendo uno de los candidatos a ocupar el puesto de tercer portero de la selección francesa, le impusieron un salario bastante alto para lo que era el PSG por aquella época y comenzó por encima de Sirigu. Una lesión le relegó a la suplencia, pero lo que no sabía Douchez es que sólo iba a disputar las dos temporadas siguientes los partidos de Copa, y en los que no hubiera nada en juego para los capitalinos.

Lo sorprendente es, que Douchez está contento de seguir en el PSG. Lógicamente. Imaginaros que ahora mismo un empresario que no trabaja nada, cobra mensualmente una barbaridad de dinero. Douchez sólo entrena, disputa 8 partidos como mucho por temporada y además, se permite el lujo de cobrar 200.000 € por mes con todo el morro del mundo. Prefiere el dinero y la inactividad a estar en un equipo interesante de Francia que le permita jugar. El vicio se impone a la virtud, algo que no encandilaría ni mucho menos al gran Aristóteles.

Por otra parte, los aficionados de toda la vida del PSG no están del todo contentos. Les gusta que Al-Khelaïfi se gaste un pastizal verano tras verano y traiga a los mejores del mundo a su equipo, pero por contra, ellos quieren participación de la cantera en este proyecto, algo que prometió Al-Thani en su día cuando llegó a Paris. Al caso de Rabiot, que no quiere renovar, se le unen Bahebeck (Cedido y desquiciado en el Valenciennes tras varios años intentando jugar en el PSG) o Aréola, que está cedido en el Lens, y que parece que con Sirigu y con la renovación de Douchez, se le cierra una puerta que podría llevarle a lo más alto. Potencial tiene de sobra, pero oportunidades no. El PSG tiene un dilema en la portería y ha querido optar por los veteranos antes que el canterano prometedor.