Puede ser que el principio del fin comenzase el 18 de mayo de 2002. En este día, la selección de Roger Lemerre disputaría ante Bélgica un partido de preparación para la cita mundialista de Corea y Japón.

Con un Saint-Denis lleno, como es habitual, la selección francesa sucumbiría contra todo pronóstico ante la débil selección belga por 1-2, un resultado que escocería más tarde en el ambiente mundialista.

Francia venía de ganar absolutamente todo. El Mundial de 1998, La Eurocopa del 2000 y la Copa Confederaciones del 2001, eran sus incentivos para poder sentirse dioses ante los demás. Esa arrogancia que meses más tarde les sepultaría, desde una altura más que considerable.

Ya sin Aimé Jacquet en el banquillo, héroe del 98, Roger Lemerre su adjunto en aquel mundial, cogería los mandos. Con él se ganaron la Eurocopa y la Confederaciones, sin embargo, los jugadores que más garra y coraje mostraron en aquel equipo ya habían dicho adiós. Laurent Blanc y Didier Deschamps se retiraron tras la consecución del título continental en 2000, y esas vacantes jamás se volvieron a cubrir.

En aquel Mundial de Corea del Sur y Japón, a Francia se la encuadró en el grupo A con las selecciones de Senegal, Uruguay y Dinamarca. Un grupo a priori sencillo para una campeona del mundo. Sin embargo, nos sorprendieron a todos por el horroroso juego que demostraron.

El primer encuentro fue ante la débil, pero aguerrida Senegal. Una selección africana liderada por el francés Bruno Metsu, quien desde el banquillo lideraba con efectividad a los suyos. Francia ensimismada con todos los anteriores títulos que había conseguido, se olvidó de disputar este partido, quizás confiada y con aires de superioridad.

Senegal le mojó la oreja por 1-0 ante la mirada reflexiva de un Zinedine Zidane lesionado, quien hacía cuatro años les había dado su primer Mundial. Las leves críticas comenzaron por el mero hecho de que una ex colonia francesa entrenada por un galo, había derrotado a los vigentes campeones del mundo.

El segundo partido contra Uruguay seguiría en la tónica habitual. Un empate sin goles ante los charrúas en el que Fabien Barthez sería elegido el hombre del partido. Poco más hay que decir, a excepción de la expulsión de Thierry Henry en el minuto 25. Aún así, Francia tenía todavía posibilidades de clasificarse, sólo tenía que ganar a Dinamarca.

Sin embargo, la selección dirigida por Morten Olsen aplastó sin piedad a los galos por dos goles a cero, a pesar del enorme esfuerzo de Zinedine Zidane por lograr mantener la cabeza bien alta hasta el final del partido.

Francia sería el segundo equipo defensor del título, después de Brasil en 1966, que abandonaría la Copa del Mundo en 1ª ronda. Más tarde les ocurriría a Italia en 2010 y a España en 2014. Pero sigue siendo la única que lo hizo sin anotar ni un solo gol.

 

Once de Francia contra Senegal sin Zidane (lesionado)
Once de Francia contra Senegal sin Zidane (lesionado)

Alineación 4-4-2

Porteros: Fabien Barthez (Manchester United)

Defensas: Bixente Lizarazu (Bayern de Múnich), Marcel Desailly (Chelsea), Lilian Thuram (Juventus) y Frank Leboeuf (Olympique de Marsella).

Medios: Patrick Vieira (Arsenal), Emmanuel Petit (Chelsea), Youri Djorkaeff (Bolton Wanderers) y Sylvain Wiltord (Arsenal)

Delanteros: Thierry Henry (Arsenal) y David Trezeguet (Juventus).

Nadie fue capaz de entender por qué ocurrió esta tragedia. Unos culpan a la baja de Zidane en los dos primeros partidos, otros al exceso de confianza, otros a la pérdida de ilusión tras haberlo ganado todo. En definitiva, una desgracia de la que por suerte Francia logró reponerse ganando la Copa Confederaciones en 2003 y alcanzando cotas elevadas en las posteriores citas internacionales.