La mutación del gato

Cogía el metro cada día a las ocho de la mañana de los lunes, y como cada lunes, leía el Marca. Sin Twitter y sin la moda de las redes sociales, el periódico español deportivo por antonomasia ocupaba mis lecturas lunes tras lunes antes de llegar al colegio. En uno de estos días soporíferos, en los que todos desearían dormir por lo menos dos horas más, leí una noticia en la que afirmaba el Marca que Benzema estaba transferible. No pude creerlo. Karim había sido un antes y un después en el Olympique de Lyon. Con tan sólo 19 años fue pichichi de la Ligue 1 y antes de su fichaje por el Real Madrid, tuvo que sufrir en sus carnes el título del Girondins, que fulminaba de una vez por todas las gloriosa hegemonía del Olympique de Lyon, traducido en 10 títulos en siete años. Benzema era un niño formado cuando se fue al Real Madrid, y yo no entendí nada. Vale que llegó un poco fuera de forma, vale que Cristiano Ronaldo era un futbolista capaz de limitar los números de los demás, pero Benzema costó 35 millones y en su primer año en la capital española, sus números tampoco fueron tan malos. Ante un público tan exigente, Benzema sufrió mucho. La no convocatoria para el Mundial de 2010 significó un duro varapalo para él. Su familia lo explicó bien poco después en una entrevista. ‘Había días en los que no se levantaba de la cama. Quería ir a ese Mundial, lo llevaba esperando desde 2008 y la decisión fue injusta’ 

Cuando leí la noticia del Marca, sabía que la llegada de Mourinho al Real Madrid iba a ser positiva, tanto para el club como para él. Mou había convertido a Diego Milito meses antes en uno de los mejores delanteros del mundo. Lo había además, transformado en un jugador con calidad cuando todos pensábamos que su etapa gloriosa como futbolista se había exiliado. No hay más que ver su espectacular final ante el Bayern de la Champions League, erigiéndose como una bestia insaciable. El caso es que Mourinho tuvo la difícil labor de convencer a Karim de que podía ser uno de los mejores delanteros del mundo, sin ser un nueve fijo. Años después, la transformación de Benzema ha sido incalculable, a tal punto de haberse convertido en un líder para Francia cuatro años después del mayor palo de su vida. Ante Jamaica, y, sin Ribéry, actuó detrás de Giroud. Una posición que no se veía desde la época en el Lyon. El resultado, dos goles y tres asistencias, un palo y sólo dos balones perdidos de 59 jugados que vuelven a evidenciar que Karim es ya, el Zidane de Francia. El jugador que se echa el equipo a la espalda cuando éste sufre, el jugador que se parte la cara por el compañero en una acción defensiva y, el encargado de llevar la batuta en transición ofensiva, monopolizando prácticamente el 90% de las jugadas de Francia. Pero para entender la transformación del gato, hay que remontarse a sus inicios.

Lyon:

La política de Jean Michel Aulas en Rodano es, y sigue siendo considerada, como la mayor aparición futbolística del fútbol francés. Cogió al equipo en 1987 en problemas económicas, lo transformó, combinando la cantera con fichajes razonables a coste barato, y colocando al Olympique de Lyon por primera vez en su historia en el olimpo de la Galia. El año de Benzema, es, sin duda alguna, la 2007/2008, gracias a una variación táctica que realiza Claude Puel en esa temporada. En la temporada predecesora, Benzema llegó a la primera plantilla del Olympique de Lyon como uno de los nueves más prometedores del fútbol europeo. Nueves, claro. En el esquema de Puel, en el que solían actuar tres medio centros, dos extremos bien marcados en la línea de cal, y una referencia como Fred, que potenciaba las llegadas por banda y las llegadas en segunda línea, Benzema no tenía opción de jugar mucho, pues Fred estaba en el momento más álgido de su carrera, y la jerarquía de Juninho, Govou, o el propio Källström era una soberana bestialidad.

Partiendo de que Benzema no tenía sitio en el equipo, y Puel necesitaba a un jugador que variara un poco la lentitud del Lyon en ataque posicional en aquella temporada, confeccionó un nuevo esquema. Era una especie de 4-2-3-1 en transición defensiva, convertido en un 4-4-2 en defensa-ataque. Benzema partía al lado de Fred, pero cuando el equipo atacaba, permutaba constantemente la posición, ya fuera con Juninho, ya fuera con Govou o ya fuera con el propio Fred, que en ocasiones con su aguante y cuerpo, descongestionaba mucho y liberaba a los medio centros, con un intenso juego de cara en el que Benzema podía romper a la espalda de las defensas rivales. Benzema ayudaba a los medios en elaboración pero sobre todo, se sentía demasiado cómodo en la banda izquierda, donde combinaba, lanzaba paredes con los laterales o por el contrario, iniciaba su movimiento más demoledor: la diagonal. Un movimiento que aupó aún más la superioridad de Benzema en el equipo, que además, con su cambio de ritmo y su tendencia a ir hacia el centro, abría mucho el esquema táctico del equipo rival. El Benzema detrás de Fred fue incluso más impactante que en su día la banda izquierda formada por Malouda-Abidal o el centro del campo, Essien-Diarra. Su superioridad alcanzó limites extraordinarios y beneficiaron a Benzema, que siempre teniendo a Fred delante, tenía la total libertad de combinar y de romper en segunda línea. Así se proclamaría pichichi antes de partir al Real Madrid, en el que tendría que variar su posición.

Real Madrid:

Karim Benzema llegó al Real Madrid con la complicada misión de devolver al equipo blanco a la gloria, y de, conseguir la décima. Fichajes como Kaka’, Xabi Alonso, Cristiano Ronaldo o el propio Benzema habían otorgado un salto de calidad muy importante para un equipo que necesitaba acabar con el aplastante dominio que había iniciado el Barcelona una temporada antes, de la mano de Pep Guardiola.

Sin duda, el cambio de Francia a España es descomunal. Es el paso del físico a la técnica, y de un equipo en el que no tiene las obligación de bajar a defender, pasas a otro que te exige morir de sudor hasta que revienten tus pulmones en plena noche en Concha Espina. Con Pellegrini, Benzema sufrió muchísimo. Tuvo lesiones, nunca encontró su posición ideal y cuando el chileno le exigía un plus en defensa, este ya estaba muerto físicamente. Como delantero centro, Benzema vivió una gran parte de la temporada sin participar en el juego del Real Madrid. Kaka’ estorbaba en tres cuartos de campo y el francés no tenía los mecanismos para entenderse con Cristiano o el brasileño. Acabó la temporada como suplente de Higuaín, y llegamos al momento en el que el Marca plantea su venta. Menos mal que Mourinho sí entendió a Karim y lo hizo uno de los mejores delanteros del mundo.

La llegada de Mourinho al Real Madrid da un giro de tuercas al contexto. El portugués cuenta con el canterano del Lyon, pero sólo si éste mejora físicamente y se compromete a ser un jugador que, partiendo desde la delantera, puede ser decisivo a la contra. El Real Madrid de Mourinho explotó a Benzema. A la contra, fue un jugador que nunca se puso nervioso, que sirvió un tremendo número de balones a Cristiano o Di María y además, al espacio se confirmó como un delantero letal, capaz de equipararse a los mejores del mundo. El Karim con balón, también fue una maravilla. Llegaba un segundo antes a cada balón, a diferencia de otras temporadas y su influencia en el equipo aumentó a raudales. Quizás, su irregularidad fue el único pero que se le puede achacar al francés con Mourinho. Hubo momentos de la temporada en los que a Benzema se le vio como un delantero de momentos puntuales, de detalles de calidad supremos que se difuminaban a lo largo del transcurso del partido. Esa irregularidad provocó que el Real Madrid también tuviera momentos de bajón en el curso, y en esos tres años con el portugués, nunca superó las semifinales de la Champions League. Para bien de Benzema, ya se había convertido en un líder, partiendo como delantero, pero cambiando constantemente de posición.

Llegada de Bale, le hace aún más determinante.

Tras la salida de Mourinho, Benzema quizás volvió a sonreír, ya que Ancelotti era un entrenador ideal por características para Benzema. La salida de Higuaín del club fortificó la titularidad del delantero francés. El fichaje de Bale iban a hacer del Real Madrid, un equipo con numerosas variantes.

Pese a que el comienzo del equipo no fue del todo bueno, pronto vimos como Ancelotti buscaba en Benzema un conector con Cristiano y Bale, para potenciar su velocidad al espacio. Özil ya no estaba e Isco no daba síntomas de estar preparado para cumplir esta función, de ahí que Carlo buscara a Di María como comodín a la hora de defender y liberara a Bale, Cristiano y Karim en ataque. Un Real Madrid que con ellos tres en el campo, jugando al repliegue, ha superado casi la trascendencia de Mourinho a la contra. Benzema esta vez, ha retrasado por momentos su posición, y constantemente, ha iniciado variaciones con Cristiano y Bale. Su asociación ha dado más profundidad al equipo, y, además, en el área ha mejorado sus registros. Ya es un gato con mala leche, y los defensas ya dudan a la hora de hacerle una entrada.

Benzema se ha convertido en una especie de comodín para el Real Madrid en ataque posicional. Si el equipo juega con el balón de por medio, es frecuente verlo bajando a la altura de los medio centros para iniciar jugada, liberando las llegadas de Di María o Modric y añadiendo un plus de velocidad a un equipo que años atrás, si era mucho más previsible en esta faceta. El partido ante el Bayern, mejor dicho, la eliminatoria de semifinales de Champions sirven para entender a la perfección a los dos tipos de Benzema que hay ahora mismo. El primero, a la contra. Karim abre muchísimo con su calidad el juego por banda y además, hace que su excelente lectura de juego otorguen una sencillez superlativa a los centros laterales. También pudimos ver al Benzema de la pausa, el que cuando vas ganando el partido, con su aguante, sus detalles de calidad y su serenidad con el balón, descongestionen jugada tras jugada el juego del Real Madrid. Benzema se ha convertido en un futbolista, que dejando a un lado los calificativos, necesita jugadores asociativos. Con Francia ha perdido protagonismo debido a que no tiene galones de líder ni confianza para hacer cosas como las hace en el Real Madrid. Ante Jamaica, y, partiendo detrás de Giroud, se vio a un Benzema reconvertido en Zidane.

Con Francia:

El ya citado fatídico 2010 fue un duro golpe para Benzema. La salida de Domènech y su excelente rendimiento con Mourinho, le hicieron volver a la selección francesa. Con Francia volvió a actuar de 9 y no tuvo unos inicios fructíferos. Le costaba adaptarse al rudimentario estilo de Laurent Blanc y su falta de apoyos, tanto en el vestuario como en el campo, impidieron que explotara con Francia.

Para volver a entender la dificultad de Karim con Francia, hay que atender a sus más de 8 partidos consecutivos sin anotar un gol con Les Bleus. Su bajo rendimiento provocó que llegara incluso a perder la titularidad en detrimento de Giroud. Los fantasmas del pasado y la irregularidad prevalecieron en la cabeza de un gato que ya era maduro, que tenía que entender que en Francia, el fútbol también era fútbol. Recuperó la sonrisa en los partidos posteriores y sobre todo, con el cambio de esquema de Deschamps, que con el 4-3-3, fortalecía su estilo de juego, acentuado por la espectacular capacidad de llegada de Matuidi y Pogba.

En la vuelta de la Repesca ante Ucrania, ante Holanda y mayormente, ante Jamaica, Benzema ha ido recuperando su mejor nivel. Precisamente ante los jamaicanos, y, ante la baja de Ribéry, Benzema vivió una de sus mayores mutaciones jamás vistas en su carrera. Detrás de Giroud y complementándose con Valbuena en 3/4, su partido es el mejor que ha disputado con Les Bleus. Al ser tan pausado, Benzema dio tres asistencias. Obligó a Jamaica a cerrarse completamente, y con Giroud, ofrece numerosas variantes de juego. Una de ellas es la de abrir defensas. Si Francia ya es conocida por su dificultad en ataque posicional, con Benzema es otro mundo. Con Giroud, recordó a aquel segundo punta que en el Lyon aplastaba a sus rivales. Ayer aplastó a Jamaica y volvió a dejar claro que con espacios, es el mejor del mundo, tanto para marcar goles, como para generar peligro en sus botas. Las tres asistencias además, vienen precedidas de jugadas en las que Benzema recorre muchos metros para que se hagan efectivas. Correr y pensar es sólo para privilegiados, y él demostró ayer que se encontraba en este selecto grupo. Se convirtió en el amo y señor del equipo en ataque, y asumió un rol de líder que nunca antes se lo habíamos visto.

La ascensión de Benzema ha sido una de las más importantes en los últimos años para el fútbol mundial. Si sigue a este nivel, no se puede descartar viéndole coronándose algún día como campeón de un Mundial y de una Eurocopa. Ni Zidane en su día llegaba en tal estado de forma a una cita tan importante.