OPINIÓN: Un trago amargo con aroma a esperanza

Cuando la mesa estaba servida, los bombos y platillos haciendo ruido en su máximo esplendor y todo un país a la espera de 90 minutos para celebrar un campeonato continental, apareció un señor llamado Rui Patricio para acabar con el sueño de muchos, en especial, las ganas de 23 hombres vestidos de azul.

El partido de ayer fue visto por todos y para nadie es un secreto que Francia desde el arranque tuvo muchas ocasiones que en condiciones normales terminarían en gol, pero la fortuna no estuvo de su lado. Hay una célebre frase, cuyo autor desconozco, que dice «al que no hace, le hacen» y aplica a la perfección con la final disputada en París.

Un par de peligrosos cabezazos de Griezmann, dos asombrosas jugadas de Sissoko que terminaron en fuertes disparos y a la postre tapadas de Rui Patricio y un balón al poste por parte de Gignac en el último minuto, daban a pensar que simplemente no era el día para los franceces, la pelota no iba a entrar.

En la prórroga se dio el amén para la ya mencionada frase, un cuestionado jugador que casualmente milita en Francia, llamado Éder, tomó una pelota que parecía intrascendente y la golpeó desde el borde del área para batir a Lloris. Dado ese instante se sabía, Portugal sería campeona de Europa.

La mala lectura de Deschamps

Con una prórroga por jugarse, Portugal ya había gastado todos sus cambios a los 79′, mientras que Deschamps se guardó un cambio para el alargue. Esto quiere decir que el técnico galo tendría la última palabra a la hora de decidir a dónde llevar el partido, de acuerdo a cómo lo viera.

Calentaban todos en la línea lateral, se esperaba que ingresara Kanté, Martial o quizás Cabaye para ofrecer un poco más de tenencia o pausa, pero no, Deschamps decidió dar ingreso a Martial en el minuto 110, justo después del gol de Éder. Lo sorprendente es que un cambio al inicio de la prórroga entraría fresco, a diferencia de los portugueses, era una ventaja.

Cuando los partidos se tornan largos y entran en ese estado de «el que meta gol, gana», el centrocampista N’Golo Kanté es el obrero indicado para apagar los asedios contrarios. Su condición de transitar entre la defensa y la primera línea de volantes podían ofrecer garantías defensivas, además, permitir libertad a Paul Pogba de cara al gol, que por su demarcación en la copa (5), no pudo mostrar su mejor fútbol por basar su juego en la defensa.

Un futuro prometedor

Sí, el golpe es duro, Francia había acabado con Alemania y todo indicaba que serían campeones europeos en su propia casa, más perfecto imposible. Dado el resultado, toca a los jugadores pasar el trago amargo y concentrarse en el Mundial 2018, que parece muy lejano, pero en el fútbol el tiempo pasa rápido.

Piezas importantes de corta edad como Varane, Lacazette, Zouma y Laporte no estuvieron en la Eurocopa, sin duda formarán parte del venidero proceso. Por su parte, otros más experimentados como Ben Arfa, Gameiro y el propio Benzema, deben ser tomados en cuenta para afrontar la eliminatoria mundialista y eventualmente jugar la máxima competición.

Deschamps hizo grupo y eso es indudable, pero son las pequeñas decisiones las que marcan la diferencia entre ganarlo todo o no obtener nada. El día de ayer todo el mundo se acordó de Benzema, Ribery y muchos otros astros que quedaron por fuera. El objetivo ahora es mantener el mismo grupo, pero añadiendo las piezas marginadas y buscando solidificar la misma armonía.

No existe país en Europa y quizás en el mundo, que tenga un presente y futuro tan prometedor como el francés. Quizás no era el momento para la consagración de los Griezmann o Pogba, lo cierto es que pese a la derrota, el optimismo invita a pensar que esta camada, con mayor madurez y la suma de nuevos elementos, podrá ser exitosa.